SUSTRATOS
Los
semilleros se pueden hacer con suelo, con sustratos orgánicos, con sustratos
artificiales o con una mezcla apropiada de éstos. Siempre se debe lograr un
sustrato con características físicas, químicas y biológicas propicias, que
faciliten la germinación. Cuando el suelo para la producción de plántulas
presenta condiciones impropias, como deficiencias de nutrientes, mal drenaje,
poca retención de humedad, textura poco favorable para el desarrollo y
funcionamiento de las raíces o presencia de plagas o enfermedades, es frecuente
reemplazarlo por sustratos de origen diverso, que en alguna o en todas las
fases de un cultivo permiten superar condiciones limitantes y acercar el
sistema radicular de la planta completa a una situación óptima para satisfacer
sus requerimientos hídricos y nutricionales.
Los sustratos
pueden estar compuestos por elementos naturales o modificados por reacciones físicas
y químicas, ser totalmente inertes o tener actividad química. La posibilidad de
aprovechar como sustrato hortícola la diversidad de materiales disponibles en
nuestro entorno está supeditada a un buen conocimiento de sus propiedades, ya
que a partir de éste es posible saber el tipo de preparación que se requiere
previo a su uso, sus aplicaciones y las técnicas de manejo pertinentes.
Es necesario
tener en cuenta el contenido de nutrientes y algunas características químicas
del suelo o sustrato que puedan afectar el buen desarrollo de las plántulas, por
lo que el análisis físico-químico es una herramienta valiosa para conocer su composición.
Características
de los sustratos
No hay un
sustrato ideal que cubra absolutamente las exigencias de las plántulas, pero se
pueden diseñar mezclas artificiales que incluyan materiales abundantes de bajo
costo, fácil consecución y buena calidad. Para lograrlo se deben considerar
varios aspectos:
§
La
disponibilidad del material en el mercado.
§
La
posibilidad de manipularlo y de mantener características adecuadas al humedecerse.
§
Su
precio y el de la preparación.
§
Su
descomposición a lo largo del tiempo y la posibilidad de reutilización (en cultivos).
§
Las
características físicas: el tamaño de partículas, la porosidad y la retención
de humedad.
§
Las
características químicas: el pH, la capacidad de intercambio de cationes, la
salinidad, la relación carbono/nitrógeno y el contenido de nutrientes.
§
Que
esté libre de enfermedades, insectos y malezas.
§
Que
tenga baja densidad aparente, es decir, que sea un material liviano con alto
porcentaje de espacio poroso (>80%) y un volumen de aire a capacidad de
campo mayor al 20%.
§
Que
mantenga un volumen de agua fácilmente disponible mayor a 20%.
§
Que
tenga un buen drenaje y capacidad de infiltración.
§
Que
tenga buena cohesión entre partículas.
§
Que
no tenga tendencia a la compactación.
§
Que
alcance buen estado nutricional tanto de microelementos como de elementos
mayores y tenga una acidez óptima.
§
En
caso de su utilización en mezcla, que sea(n) fáciles de mezclar.
§
Que
resista los cambios del ambiente, tanto físicos como químicos.
En semilleros
que no utilizan sustratos artificiales para mejorar las condiciones físicas del
suelo, especialmente la porosidad, se recomienda hacer una mezcla orgánica,
cuya proporción dependerá de las características del terreno y de su nivel de
fertilidad. En general, se recomienda la mezcla con 4:2:1: cuatro partes de tierra,
dos partes de materia orgánica y una parte de arena. Esta mezcla puede utilizarse
tanto para semilleros a campo abierto a ras de piso, como para la producción de
plántulas en confinamiento. Además para favorecer un adecuado desarrollo de
raíces, se recomienda la aplicación de un fertilizante rico en fósforo tipo
roca fosfórica o superfosfato triple, el cual debe incorporarse homogéneamente
a la mezcla antes de iniciar el proceso de desinfección del suelo, por el
método de la solarización; de esta manera, se garantiza un adecuado nivel de
fertilidad durante el proceso de enraizamiento.
Sustratos
más utilizados
Compost: Son residuos orgánicos de estructura
fina y descompuesta. Se usan excrementos animales, residuos de plantas, etc.
Físicamente aumentan la aireación y el contenido de humedad y, químicamente,
absorben los nutrientes evitando su lavado (nitrógeno y potasio) y liberando
lentamente la solución en forma de nutrientes. El compost debe contener entre
35 y 50% de materia orgánica con relación al peso volumétrico, se emplea en
mezcla con sustratos inactivos o inorgánicos como la turba, la perlita, la
fibra de coco o la cascarilla de arroz.
El compost
adicionado a la turba proporciona mayor aireación y reduce la retención de agua
de la misma. Además, se ha comprobado que tiene efectos supresores a través de
los organismos antagonistas que se desarrollan en él. Las altas temperaturas
que se alcanzan durante el proceso del compostaje eliminan la mayor parte de
las malas hierbas y microorganismos dañinos.
En el caso de
la utilización de un compost como sustrato se puede utilizar como base la
siguiente mezcla:
Compost
68.00%
Gallinaza
14.00%
Arena
17.53%
Cal
dolomítica 0.09%
Roca
fosfórica 0.19%
Superfosfato
triple 0.19%
Total 100.00%
Humus: Resulta de los excrementos de lombrices (Eisenia
foetida), después de digerir residuos vegetales o excrementos animales
fermentados, luego se seca y se pasa a través de un tamiz para obtener una
buena textura. Sirve de fertilizante y reemplaza el compost, además ofrece muy
buenas características químicas
Cascarilla
de arroz: Sustrato
orgánico de baja descomposición por su alto contenido de sílice que, además,
aumenta la tolerancia de las plantas contra insectos y organismos patógenos. Se
debe usar en mezcla y hasta en un 30%, favorece el buen drenaje y la aireación,
presenta baja retención de la humedad y baja capilaridad. Para evitar el “enmalezamiento”
del semillero, es necesario humedecer previamente la cascarilla para hacer
germinar las semillas de arroz y otras plantas que siempre contiene; además, se
requiere realizar pruebas previas de germinación de semillas para verificar que
no haya presencia de residuos de herbicidas en ella.
Fibra de
coco: Su contenido de
nitrógeno es bajo y alto el de potasio; contiene cerca de 2 ppm de boro y debe
llevarse hasta 0,2 ppm para utilizarlo en hortalizas, que son muy sensibles al
exceso de boro. Adecuándolo, es una buena alternativa para países como el nuestro,
donde abunda esta planta (especialmente en la Costa Atlántica) y por los altos
costos de otros sustratos importados como la turba.
Aserrín: Tiene un pH ácido y puede ser tóxico
para algunas plantas según el tipo de árbol del cual provenga; por lo tanto,
debe probarse antes de usarlo en cada especie hortícola.
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