viernes, 14 de febrero de 2020

GENERALIDADES DEL CULTIVO DE TOMATE

CULTIVO DE TOMATE

Familia: Solanaceae.
Especie: Solanum lycopersicum Mill.

Planta: perenne de porte arbustivo que se cultiva como anual. Puede desarrollarse de forma rastrera, semierecta o erecta. Existen variedades de crecimiento limitado (determinadas) y otras de crecimiento ilimitado (indeterminadas).

Un tomate contiene un 95% de agua, 0,3 % de grasas, 1% de proteínas, 0,5% de celulosa y micronutrientes, como calcio, hierro y fósforo, vitaminas A, B y C. Este fruto posee apenas 25 calorías por cada 100 gramos. El fruto del tomate es un magnífico depurador de la sangre y un vigorizante del organismo por su riqueza en vitaminas y sales minerales. Además, es un laxante natural que ayuda en los casos de obesidad y de trastornos del hígado. Lo ideal es consumirlo crudo. Los tomates frescos y maduros se utilizan también para desinflamar los ojos. Para ello se aplican rodajes en las partes afectadas y se espera que actúen por algunos minutos. Los médicos aseguran que el tomate es un poderoso estimulante del apetito. Por ello se recomienda administrarlo diariamente a los niños que tienen problemas para alimentarse por falta de apetito


Morfología

Raíz: Su tipo depende del sistema de cultivo, los tomates sembrados en forma directa, desarrollan un sistema radicular pivotante, profundo y poco ramificado, en tanto que los trasplantados poseen raíces superficiales y ramificadas. (Anderlini, 1970).

Tallos: Son de consistencia herbácea y la planta no se puede sostener por sí sola, siendo necesario el uso de tutores para lograr el cultivo, particularmente en los cultivares de habito indeterminado, porque las enanas no necesitan tutores debido a su crecimiento erecto. (Lobo y Jaramillo, 1993).

Hojas: Son compuestas, imparimpinadas y usualmente recubiertas de una fina vellosidad. Los bordes de las hojas son lobulados, en forma alterna con una fitotaxia 2/5. Existen formas pecioladas y sésiles.

Flores: Perfectas, pentámeras o hexámeras. Los estambres con número de 5 ó 7, se encuentran soldados entre sí formando un cono estaminal alrededor del pistilo, cuyo estigma se encuentra por debajo de la superficie del cono estaminal, asegurando de esta forma la autopolinización. Las flores se encuentran agrupadas en inflorescencias de racimo o cimas racimosas, variando su número de acuerdo con la variedad y la fase de crecimiento en la que se encuentre. Los cultivares de fruto grande presentan menor número de flores por inflorescencia que los que producen frutos más pequeños.

En una misma inflorescencia se encuentran diferentes estados de desarrollo de las flores; sin abrir en antesis y fecundadas, normalmente abre una o dos flores por día.

Frutos: Es una baya de forma y tamaño variable, dependiendo del número de lóbulos carácter regulado genéticamente.

Semillas: Ligeramente pubescente y aplanada; el embrión está colocado en espiral, embebido por el endospermo. Su viabilidad es de tres a cuatro años en condiciones del trópico. Una buena semilla tiene entre 85 y 95% de germinación.

Generalmente en el fruto se encuentran entre 100 y 300 semillas, dependiendo del tamaño del mismo. En un gramo se encuentra entre 300 y 400 semillas.

Fisiología

Los procesos fisiológicos de crecimiento y desarrollo del tomate dependen del genotipo y fenotipo. De la siembra a la emergencia transcurren 6 a 12 días y se requiere una temperatura promedio de 22ºC. para una óptima germinación. De aquí al trasplante transcurren 20 a 35 días dependiendo del cultivar, técnica utilizada, el clima y los requerimientos del cultivo. (Trillas, 1992)

La cosecha se puede obtener a partir de los 70 días en materiales precoces y en los tardíos a los 100 días después del trasplante. Es necesario guiar y podar las plantas, para obtener un desarrollo y cuajamiento de frutos uniforme y de buena calidad.

El tomate es indiferente a la duración del día y, por lo tanto, florece a debido tiempo según la edad y desarrollo. La maduración del fruto es mejor cuando la temperatura oscila entre 18º a 24º C.

Exigencias climáticas

El manejo racional de los factores climáticos de forma conjunta es fundamental para el funcionamiento adecuado del cultivo, ya que todos se encuentran estrechamente relacionados y la actuación sobre uno de estos incide sobre el resto.

Temperatura: Es menos exigente en temperatura que la berenjena y el pimiento. La temperatura óptima de desarrollo oscila entre 20 y 30 º C durante el día y entre 1 y 17 ºC durante la noche; temperaturas superiores a los 30-35 ºC afectan la fructificación, por mal desarrollo de óvulos y al desarrollo de la planta en general y del sistema radicular en particular. Temperaturas inferiores a 12-15 ºC también originan problemas en el desarrollo de la planta. A temperaturas superiores a 25 ºC e inferiores a 12 ºC la fecundación es defectuosa o nula.

La maduración del fruto está muy influida por la temperatura en lo referente tanto a la precocidad como a la coloración, de forma que valores cercanos a los 10 ºC así como superiores a los 30 ºC originan tonalidades amarillentas. No obstante, los valores de temperatura descritos son meramente indicativos, debiendo tener en cuenta las interacciones de la temperatura con el resto de los parámetros climáticos.

Humedad: La humedad relativa óptima oscila entre un 60% y un 80%. Humedades relativas muy elevadas favorecen el desarrollo de enfermedades aéreas y el agrietamiento del fruto y dificultan la fecundación, debido a que el polen se compacta, abortando parte de las flores. El rajado del fruto igualmente puede tener su origen en un exceso de humedad edáfica o riego abundante tras un período de estrés hídrico. También una humedad relativa baja dificulta la fijación del polen al estigma de la flor.

Agua: Las necesidades totales de agua para el cultivo del tomate desde el trasplante hasta 90 y 120 días en campo es de 400 a 600 mm, dependiendo del clima. Los requerimientos de agua/periodo con la evapotranspiración depende del cultivar y las diferentes etapas del desarrollo; así durante la etapa inicial 0.4 -0.5 mm (10 a 15 días), durante la etapa de desarrollo, 0.7 a 0.8mm (20 a 30 días), en la etapa de mediados de temporada, 1.05 a 1.25 mm (30 a 40 días), en la etapa de finales de estación 0.8 a 0.9 mm (30 a 40 días) y en la recolección 0.6 a 0.65 mm.

Luminosidad: Valores reducidos de luminosidad pueden incidir de forma negativa sobre los procesos de la floración, fecundación, así como el desarrollo vegetativo de la planta. En los momentos críticos durante el período vegetativo resulta crucial la interrelación existente entre la temperatura diurna y nocturna y la luminosidad.

Exigencias en suelo: La planta de tomate no es muy exigente en cuanto a suelos, excepto en lo que se refiere al drenaje, aunque prefiere suelos sueltos de textura silíceo-arcillosa y ricos en materia orgánica. No obstante, se desarrolla perfectamente en suelos arcillosos enarenados. En cuanto al pH, los suelos pueden ser desde ligeramente ácidos hasta ligeramente alcalinos cuando están enarenados. Es la especie cultivada en invernadero que mejor tolera las condiciones de salinidad tanto del suelo como del agua de riego.

El tomate se adapta casi a todo tipo de suelo, siendo los suelos francos y francos arcillosos los más indicados, ya que poseen una mayor capacidad de retención de humedad. Las mejores producciones se obtienen en suelos con buen contenido de materia orgánica. Las pendientes óptimas para el cultivo son del orden del 25% para que permitan buen drenaje y riego. pH óptimo 5.8 a 6.8. (Lobo y Jaramillo, 1993)

Etapas fenológicas del tomate

La fenología del tomate comprende las etapas que forman su ciclo de vida. El tomate es un cultivo que presenta tres etapas principales de desarrollo. A dichas etapas se les conoce como fases de desarrollo o fases fenológicas. Los nombres que reciben las tres etapas o fases son: inicial, vegetativa y reproductiva. Para cada etapa los requerimientos nutricionales e hídricos son distintos.

La duración aproximada de cada una de las etapas de desarrollo del tomate es: fase inicial de 1 a 21 días; fase vegetativa de 22 a 80 días, que incluye el desarrollo vegetativo (22 a 49 días) y el desarrollo floral (50 a 80 días); y la fase reproductiva de 81 a 100 días. Se trata de valores meramente indicativos que se pueden ver modificados por las condiciones climáticas.
Los días mencionados hacen referencia a los días después del trasplante. La maduración de tomate también depende del tipo de variedad que se esté cultivando: precoz (65 a 80 días), intermedia (75 a 90 días) y tardía (85 a 100 días). A continuación se presenta una pequeña descripción de cada una de las fases fenológicas del tomate.

Fase inicial

Esta etapa comienza con la germinación de la semilla. Su característica principal es que ocurre un rápido aumento de materia seca. Durante esta fase la planta se conoce como plántula e invierte toda su energía en desarrollar nuevos tejidos de absorción y fotosíntesis.

Fase vegetativa

El aumento de materia seca sigue ocurriendo pero de un manera más lenta. Durante esta fase la planta requiere mayor cantidad de nutrientes para satisfacer las necesidades de las hojas y ramas en crecimiento. Cuando ocurre la floración termina esta etapa.

Fase reproductiva

Comienza con la fructificación y sus características principales son que el crecimiento vegetativo se detiene (en variedades de hábito determinado), porque los frutos comienzan su desarrollo y absorben la mayoría de los nutrientes que la planta obtiene.

Escala extendida BBCH

La escala BBCH se trata de un sistema de codificación uniforme para la identificación de las etapas fenológicas que se puede aplicar a todas las plantas monodicotiledóneas y dicotiledóneas. Dicho sistema es el resultado del trabajo de algunos organismos de Alemania relacionados con la agricultura. La escala se basa en el código desarrollado por Zadoks y compañía en 1974. Tiene como objetivo dar mayor uso a las claves fenológicas.

Para el caso del tomate la escala BBCH determina las siguientes etapas fenológicas: 0. Germinación, 1. Desarrollo de las hojas (tallo principal), 2. Formación de brotes laterales, 5. Aparición del órgano floral, 6. Floración, 7. Formación del fruto, 8. Maduración de frutos y semillas, 9. Senescencia. Todos estos se conocen como estadios primarios y cada uno se subdivide en varios estadios secundarios.

Variedades e híbridos

En el Ecuador los materiales que tienen mayor demanda son los siguientes: Sheyla, Capitán, Charleston, Pietro, Fortaleza, Cherry y Chonto. Bajo invernadero, por ejemplo, dan buenos resultados las variedades fortaleza, fortuna y sheila. Mientras que en campo abierto se cultivan mejor las especies pietro, sheila y titán”.

Fortaleza: Es ideal para invernadero. El fruto crece aún en zonas frías y con baja luminosidad. Tiene excelente color y firmeza. Crece, principalmente, en los valles de la Sierra. 

Fortuna: Crece en 8 meses. A los tres meses comienza a producir. Se cultiva bajo invernadero. El fruto pesa de 240 a 260 gramos. Es resistente y dura hasta un mes en la percha. 

Cherry: El fruto es del tamaño de una cereza. Necesita mucha luz y crece en clima tropical. Su área de producción es mínima y su mercado está dirigido a la cocina gourmet. 

Chonto: Es una variedad de fruto mediano que alcanza un peso de entre 120 y 180 gramos. La consistencia del tomate chonto es dura y muy resistente a los viajes largos. 

Pietro: La mata es vigorosa, con racimos entre 5 y 7 frutos semiredondos de rojo intenso. Los frutos de esta variedad pesan entre 230 y 250 gramos. Tiene larga vida en la percha. 

Charleston: Es un híbrido de larga vida. Los frutos son firmes y tienen un excelente sabor. Se cosecha 3 meses después del trasplante. Se desarrolla mejor en clima templado

Titán: Su fruto es redondo. Es ideal para el cultivo a campo abierto y bajo invernadero. Los frutos pesan entre 200 y 240 gramos. Son muy firmes y resistentes a la manipulación. 

Sheila: Los tomates alcanzan un tamaño de 5 a 6 centímetros y un peso de hasta 200 gramos. Esta variedad es muy apreciada para cultivos a campo abierto y en invernadero

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